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2. MUERTE La muerte consiste en la pérdida de 1a vid~ del cuerpo. El alma, por ser espiritual, no puede morir, sino que se separa del cuerpo para vivir la vida que haya merecido mientras estuvo en el cuerpo. La experiencia nos dice que la muerte es : 1) segura, en cuanto que llegará; 2) incierta, en cómo y cuándo será. La revelación nos dice, además, que es : 3) castigo del pecado, que nos perdió el don de la inmortalidad; 4) definitiva para la vida del hombre, en cuanto que después de la muerte no se puede cambiar de idea: lo que uno sea a la hora de la muerte -bueno o malo- eso será para toda la eternidad. Esta última característica de la muerte, el dejar al hombre sin posibilidad de cambiar. es una de las cosas que más seriedad dan a la vida del hombre en el mundo. Pues si después de la muerte todavía pudiéramos cambiar y en– mendar la plana, no tendrían tanta seriedad las Pxigencias morales de esta vida en la tierra. 3. JUICIO Por las palabras de Jesucristo en el iuicio final sabe– mos que la suerte eterna se decide por las obras de esta vida: « Tuve hambre y me disteis de comer... Tuve sed y me disteis de beber ... Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos pequeñuelos, hermanos míos, a mí me lo hicis– teis» (Mt 25, 35 ss). El juicio divino si~nifica el encuentro definitivo del hombre con D:os, que se realiza después de la muerte. Sobre el juicio particular y el juicio universal y sobre las dos sentencias diversas que pueden tener lugar para el hombre, véase la lección 8 (números 4 y 5). 121

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