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14 EL PERDON DE LOS PECADOS Dios envió al mundo a su Hijo, que se hizo hombre y fundó Ja Iglesia con el encargo de guiar a los homhre, por el camino de la salvación. · El único impedimento que se opone por parte de los horn bres a ]a obra salvadora de Cristo es el pecado. La obra de santificación de los hÓmbres ha de empezar por destruir el pecado, para que las almas vivan la vida sobrenatu– ral y se salven. No otra es la razón de que la Iglesia, para ejercer su fun– ción santificadora, haya recibido de Cristo el poder de perdonar los pecados. En el Credo profesamos la fe en esta verdad: «Creo en el perdón de los pecados ... » l. GRAVEDAD DEL PECADO MORTAL El pecado mortal es el peor de los males que puede acontecer y en comparación del cual todos los demás males no tienen impor– tancia: Pues es nada menos que la rebelión del hombre contra quien es su Padre y Creador amoroso y fin último. Quien comete un pecado mortal : 1) Injuria a Dios, prefiriendo seguir el propio capricho o pa– s:ón antes que la voluntad de Dios. quien sabe mucho mejor que nosotros qué es lo bueno y qué es lo malo. 2) Desobedece la Ley suprema que tiene que regir el mundo: la Ley de Dios, provocando el desoren más espantoso que puede exis– tir, pues pone el aprecio de las creaturas sobre el aprecio del Creador. 113

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