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Como no basta pertenecer a la Iglesia para salvarse, sino q~e son necesarios además los frutos de las buenas obras, hay que decir que se hallan en peor condición los católicos ma]os que los no católicos de buena fe que cumplen con su conciencia. (Aunque no es probable que permanezca mucho tiempo sin conocer la Iglesia católica quien sinceramente se ponga a buscar la verdad). 8. LA LIBERTAD RELIGIOSA El ejercicio de la vida religiosa nace del interior de cada hom– bre, que se ha de decidir voluntariamente por Dios cumpliendo su Ley. Libertad religiosa consiste en el derecho que todo hombre tiene a obrar según conciencia en sus relaciones para con Dios, sin que ningún poder externo le obligue a conducirse de otra manera. Razones: - Porque la palabra revelada de Dios bu;:.::a el asentimiento libre del hombre. - Porque la dignidad de la persona humana exige que cada cual obre guiado por la propia conciencia del deber. Libertad religiosa no significa que el hombre pueda escoger la religión que le dé la gana o quedarse sin religión ninguna. El hombre tiene la obligación moral de dar culto a Dios, y cum– plir sus leyes del modo querido por Dios, es decir, profesando la re– ligión verdadera (que es la católica). Pero la verdad no se impone porque lo quiera la autoridad civil o una persona extraña, sino porque el hombre la reconoce en. su conciencia. De ahí el derecho natural de toda persona humana a expresar su vida religiosa según el grado de reconocimien– to de su conciencia, siendo éste uno de los derechos civiles más fundamentales. La sociedad civil. tiene la obligación de: - Reconocer la. vida religiosa de los ciudada,nos y fa– vorecerla. - Impedir los actos exteL10s que, bajo pretexto de religión, perturben el orden público. 105

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