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Dialogo y Repaso 1. No todos los temores son igualmente buenos. ¿Cuál es el temor que conviene a la penitencia? 2. La recaída constante en los mismos pecados, ¿será siempre indicio de que el propósito no fue suficiente? 3. La confesión de los pecados es obra del penitente, después de un buen examen de conciencia. ¿Qué pensar de quien espera que todo lo pregunte el confesor? LECTU RA La historia del tío Antón El t ío Antón , arriero ordinario entre Pozoblanco y Córdob3., se ganaba la vida haci endo los encargos que le mandaban. Era muy fi el a los encargos, pero un poco desconfiado. La víspera de cada viaje, sentado junto a su mesa, iba apuntando cada encar go en un papelito y ponía enr::im 3. de cada uno el dinero que le daban. Cuando t erminaba de escribirlos, soplaba con fuerza y revoloteaban por el cuarto los papelitos que no tenían dinero encima. Los que quedaban sobre la mesa los echaba en las alforjas. Ya de vuelta de su viaje, le decía una mujer: ((Tío Antón, mi escoba aquella que le encargué que fuera fuerte y barata . . . n · <e¡ Caramba ! - respondía él- , el viento se debi ó llevar el papelito en que tomé la apuntación n. Y daba 13. casualidad de que el viento se llevaba todos los papelitos a los que faltaba el peso del dinero. ¿No pasa esto en nuestras confesiones? Padre, me acuso de esto; Pa– dre, me acuso de aqu ello . .. Pero como no se pone encima de estas pala– bras el peso del propósito de la volunt?d, las Dalabras se las lleva el viento, porque el diablo sopla en ellas y no llegan a Dios. 80 Aplicacion a la vida Una reflexión: El proceso de conversión a Dios no acaba con la ab– solución de las culpas. El espíritu de la penitencia ha de continuar en las obras de satisfacción nor los pecados y en el recurso a la ayuda de la Iglesia en las indulgencias. Un propósito: Procuraré que la gracia de la penitencia, sacramento de curación, no resulte estéril por mi falta de colaboración.

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