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-¿Para qué? -Para comprarme el sustento diario. - ¿Para qué? - -Para vivir. - ¿Y para qué vivir? - Para pescar. Poco conforme con esta respuesta, se alejó; luego, viendo a un labra- dor entregado a sus faenas, le preguntó: -¿Para qué trabaja usted la tierra? -Para sembrar. - ¿Para qué? -Para poder · comer. -¿Para qué comer? El labrador le miró con desdén y, sin darle respuesta, continuó su tra– bajo. Andando por allí. vio a una niña que juntaba flores, y acercándose a ella, le preguntó: - Dime, niña, ¿para qué reúnes esas tlcre~? -==-Para ofreserlas a la Virgen. - ¿Para qué? . -Para que me ame y me bendiga. -¿Para qué? -Para que después de muerta me lleve consigo al cielo. «Al fin he recibido una respuesta razonable, que aquéllos no supieron darme - pensó Papini- : "Vivir para morir bien"; he ahí un bello fin de la vida». Aplicacion a la vida Una reflexión: Estoy en manos de Dios. Ahí se apoya mi confianza... Pero también Dios está en mis manos, en cuanto que puedo esco– ger «el camino ancho que lleva a la perdiciónn o «la senda estre– cha que lleva a la vidan (Mt 7, 13-14). Esto da seriedad yresponsa– bilidad a mi vida. Un propósito: Aplicaré a mi vida las enseñanzas de este libro de for– ;nac1ón religiosa y las volveré a leer de cuando ::!n cuando. 126

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