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Para todo ello se requiere que Dios nos auxilie siempre con las gracias actuales. Esta ayuda la obtiene el hombre con la oración y la frecuencia de sacramentos de comunión y penitencia. 2. ALEGRIA SANTA La alegría cristiana consiste en la satisfacción de conocer la ma– ravillosa finalidad de la propia vida, y en el gozo de poder confiar que la llevaremos a feliz término con la gracia de Jesucristo. No puede menos de ser motivo de alegría el sentirse hijos de Dios y herederos de la gloria eterna. Como todas las demás· cosas humanas no tienen importancia frente a esta fundamental, por eso el verdadero cristiano no con– sidera el bienestar terreno como algo esencial a su alegría , ni pierde ésta con los sufrimientos de este mundo. El cristiano puede hallar causa de alegría en el mismo dolor, porque sabe que sufre con Jesucristo, uniéndose más a El en su Cruz, para estar más unido también en su gloria. Lo dijo Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os ins.ulten y persigan y con men– tira digan contra vosotros todo género de mal por mi causa. Ale– graos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra re– compensan (Mt 5, 11-12). Yo soy e1 ca– mino, la verdad y la vida.

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