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- que Dios destina al hombre a la vida eterna, y el hom– bre puede perderla por su culpa. f) No basta la fe para llegar a la vida eterna. Se requiere que la fe produzca frutos de buenas obras por medio de la caridad. Dice el apóstol Santiago: «La fe, si no tiene obras, es de suyo muerta)) (San 2, 17). Y San Pablo, escribiendo a los Gálatas, afirma que lo único que vale «en Cristo Jesús» (= para el cristiano) es «la fe actuada por la caridad» (GI 5, 6). 2. Esp~ranza: es una virtud sobrenatural por la cual confiamos que Dios nos dará la gloria mediante su gracia y nuestras buenas obras. La firmeza de la esperanza no puede ser mayor, pues se funda en la virtud auxiliadora de Dios, que es omnipotente y sumamente bueno. Pero junto a esta firmeza tiene cabida el santo temor de nosotros mismos, que podemos no corresponder a la gracia. 3. Caridad;· es una virtud sobrenatqral por la que amamos a Dios sobre todas las cosas, por ser quien es, y a nosotros mismos y al prójimo por amor de Dios. Caridad es lo mismo que amor del Bien divino, conocido por la fe. Es la expresión más pura de la relación del hombre con Dios. Lo dice San Juan : «Dios es caridad, y el que. vive en caridad permane– ce en Dios y Dios en él» (1 J n 1, 16). La caridad o amor de Dios es la mayor de todas las virtudes y el alma de todas ellas. El amor de Dios se hace en el cristiano amor del prójimo (de to– dos los hombres, aun de los que nos hacen mal), hasta el punto que Jesucristo dice que la caridad fraterna será el distintivo de quien sea de verdad su discípulo: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, sz tenéis caridad unos para con otros» (J n 13, 35). Al prójimo hay que amarle, no por lo agradal:>le o útil que nos pueda s.er7 sino porque en él está la bondad de Dios, siendo herma– no nuestro sobrenatural; pues es: 113
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