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res de nuestro cuerpo. La modestia nos habitúa a vencernos en cosas pequeñas y nos prepara para vencer,nos también en· tentaciones grave~. 2. La huida de la ocasiones peligrosas: El que huye del peligro tiene muchas probabilidades de no caer en él. La ocasión más peligrosa de pecar contra la castidad es Ja ociosidad. De Ja ociosidad se huye con el trabajo, despertando el interés por una cosa buena y ejercitándose en ella. Por ejemplo el deporte, o cualquier ejercicio físico reglamentado alejará los peligros de caer en pecado. Para apartar los malos pensamientos suele ser eficaz el fijar la ima– ginación en cosas buenas que nos resulten interesantes. TRISTE PODER DEL VICIO Vio el gran pintor Leonardo de Vinci, en un templo de Roma, a un joven cantor llamado Pedro Bardinelli, cuyo rostro dejaba traslucir tal candor e inocencia, que lo escogió para pintar en su célebre «Cena» a San Juan Evangelista. Algunos años después se encontró Leonardo en la calle con un mendigo desas– trado, el cual reflejaba en su demacrado rostro una maldad tan diabólica, que pensó que le serviría de modelo p ara la cara de Judas . Le prometió una buena can– tidad de dinero para que se prestase. Y cuando, para observar mejor el contraste, le puso al lado de San Juan, dijo sollozando el mendigo: -También serví yo de modelo para éste; pero entonces yo era un joven bueno. Ahora, en cambio, soy un perdido, entregado a la bebida y al vicio. EL MITO DE CIRCE Los antiguos griegos, cuando querían poner de manifiesto los estragos de la impureza, contaban el mito de Circe. Era Circe una maga que atraía a los jóvenes invitándolos a - su mesa. Durante la comida daba a los invitados cierto licor que los convertía en bestias. Así, los que antes eran flores de juventud, quedaban transformados en cerdos, perros, gatos, etc. Con esto querían significar los griegos que los pecados impuros reducen al hombre al estado de b estias privadas de razón. ~JERCICIOS 1. ¿Qué juicio te merece el que alardea ante los demás de pe– cados impuros? ¿Cuál sería tu respuesta a tamaña insolencia? 2. ¿Por qué causan tanta admiración las almas puras? 3. Conoces algún pasaje evangélico que muestre cuánto amó Jesucristo la castidad? 89

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