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¿San José es padre de Jesucristo? - San José no es padre verdadero de Jesucristo, pero en él delegó el Padre celestial todos los oficios de padre sobre su divino Hijo hecho hombre. (Catecismo, tercer grado, n. 136.) Aunque en el Evangelio se encuentra la expresión «hermanos de Jesús», se debe advertir que en la lengua original la palabra hermano signifi~aba también primo o pariente. De hecho vemos que María se queda sola al morir Jesús, y que El mismo la encomienda al cuidado de San Juan. 4. MARIA, CORREDENTORA Corredentora quiere decir colaboradora en la obra de la Redención. Es cierto que entre Dios y los hombres no hay más que un Mediador, Cristo Jesús (1 Tm. 2, 5), pues El fue el único que por su propia virtud y méritos reconcilió a -Dios con los hombres. · Pero Jesús .puede tener en su obra redentora colaboradores depen– dientes de El. Y es claro que María fue la primera y universal colaboradora de Cristo. Junto con los méritos de Cristo y en virtud de ellos, María ofreció 'a Dios su dolor junto a la Cruz, uniéndose a la intención de su Hijo, que moría por los pecados del mundo. Y Dios no pudo menos de aceptar este ofrecirrµento de su Madre, que se hacía así corredentora de los hombres. 5. ASUNCION DE MARIA EN CUERPO Y ALMA A LOS CIELOS La verdad de la Asunción de María a los cielos quiere decir que la Virgen, al terminar su vida terrestre, fue subida a la gloria celestial en cuerpo y alma. . María, que tenía cuerpo mortal, murió para asemejarse así a Cdsto. Pero su cuerpo no se corrompió en el sepulcro, sino que resucitó glo– rioso uniéndose de nuevo con el alma. Y así, en cuerpo y alma, la Vir– gen fue trasladada al cielo. La Virgen, como todos los hombres que mueren en gracia, tenía que re– sucitar gloriosamente algún .día, para recibir en cuerpo y alma la bienaven– turanza eterna. Los demás hombres resucitaremos al fin del mundo, después que nuestro cuerpo se haya reducido a polvo. La resurrección gloriosa de María no podía esperar a verificarse al fin del mundo. Pues la victoria de Cristo sobre el diablo, el pecado y la muerte se realiza plenamente por la glorificación del cuerpo. Y María, que venció ple– namente en unión con Cristo, no podía quedar mucho tiempo sin la glori– ficación total. Además, era conveniente que la que llevó a Cristo en su seno, siguie– ra la misma suerte de su Hijo, subiendo luego gloriosa en cuerpo y alma al cielo. 39
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