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LA REDENCION 6 El estado de maldición en que Adán puso a] mundo con su pecado no fue una condenación sin esperanza. El centro de la creación estaba constituido por Jesucristo y por eso se pudo sostener el mundo a pesar de sus vacilaciones. La influencia salvadorél. de. Cristo en la humanidad la describe San Pablo .cuando dice: «Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que~ conw reinó el pecado por la muerte, así también reine la gracia por la justi– cia para la vida eterna, por Jesucristo nuestro Sefwr» (Rm. · 5, 20-21). Dios mismo les hizo saber a Adán y Eva que su pecado tenía espe– ranza de redención en el Salvador futuro. Por eso dijo al demonio, representado en la serpiente: «Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza y tú le morderás a él el calcañal» (Gn. 3, 15). Con estas palabras declaró Dios que aquella primera victoria del diablo sobre la humanidad no era una derrota definitiva de los hom– bres. Pues entre los hijos de Adán y Eva exi,stiría UNO que vencería del modo más aplastante al demonio. Este vencedor es Jesucristo. l. LA REDENCION Redención quiere decir liberación de una persona o de una cosa que se halla en poder de otro. El misterio de la Redención consiste en que Jesucristo, con su Pasión y Muerte nos libró del poder del pecado y del demonio, y de la amena– za del infierno. El género humano, al pecar en Adán, quedó en P<?der del diablo, .que había sido el vencedor. · Los hombres estaban así apartados de Dios, sin posibilidad de volver a El, pues el pecado rompió todos los lazos de unión con Dios en él orden sobrenatural. La humanidad, por sí sola, se hallaba en el abismo infinito del pecado sin tnedio alguno para salir de él. El hombre no podía hacer nada que mereciera el amor sobrenatural de Dios y el perdón de su pecado, pues sin la fuerza de la gracia todas. las acciones naturales son inútiles para alcanzar el fin sobrenatural. En esta situación de imposibilidad para salir del pecado y de la es– clavitud del diablo era necesario que alguien, con poder infinito, i11ler=– viniera para librar al hombre. ·Dios, por su parte, quería una satisfacción por el pecado y que aiguien mereciera el perdón mismo. Y en tal circunstancia sólo podía valer el soco– rro de una persona que fuera 3J
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