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JESUCRISTO: E.LMISTERIO DE LA ENCARNACION 5 «Con las palabras misterio de la Encarnación quer-emos· significar que el Hijo de Dios tomó nuestra carne, esto es, se hizo hombre» (Ca~ tecism.o, t ercer grado, n. 98). La creación del mundo-y especia•lmente la creación del hombre– adquiere su verdadero sentido en Jesucristo, Verbo Encarnado. Dice San Pablo que «todo fue creado por El y para El» (Cl. 1, 16). En la carta a los Hebreos se lee que «Dios constituyó a su Hijo. he– redero de todo, por quien también hizo •el mundo» (Heb. 1, 2). La idea divina del mundo y, en consecuencia, la realización del mismo se cen– tran en Cristo. La Encarnación es, pues, el misterio sobre el que gira la creación entera. «Esta es la luz verdadera que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre» (Jn. l. 9). l . COMO SE HIZO HOMBRE EL VERBO DE DIOS ¿Cómo se realizó la Encarnación del Hijo de Dios? - La Encarnación del Hijo de Dios se r,ealizó formando el Espíritu Santo de las purísimas entrañas de la Virgen Marfa un cuerpo perfectísimo y creando un alma nobilísima que unió a aquel cuerpo; en el mismo instante a ·est,e cuerpo y alma se unió el Hijo de Dios; y de •esta suerte, el que antes era sólo .Dios, sin dejar de serlo, quedó hecho hombre. (Cat. n. 67.) La obra suprema y más maravillosa que Dios ha realizado en el mun- do es la Encarnación del Verbo, por la cual la segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, sin dejar de ser Dios eterno, se hizo tam– bién hombre. San Juan Jo expresa con estas palabras en su Evangelio: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros » (Jn. 1, 14). Y porque el hacerse hombre exige tomar carne humana, a este mis– terio se le llama Encarnación del Verbo. El momento de la Encarnación fue cuando el arcángel San Gabriel se lo comunicó a la Virgen María con estas palabras: «Dios te salve, llena de gracia; el S eñor es contigo ... No tengas miedo, María; porque has encontrado gracia a los ojos de Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. ·Será grande e Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre. Reinará para siempre en la casa de J acob y su reinado no tendrá nunca fin. .. El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te envolverá como una nube. Por eso el Hijo en ti engendrado será santo, será Hijo de Dios» (Le. 1, 28-35). María, después de hablar con el ángel y comprender la voluntá.d de Dios, aceptó el destino excepcional que el Señor le ofrecía. Dijo: «He aquí la esclava del Señor; cúmplase en mí cuanto me has anunciado» (Le. 1, 38). Así se convirtió en la Madre de Dios. 27

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