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ella se perdonan los pecados aunque sólo haya dolor de atrición. Con esto se compensa suficientemente la dificultad que supone el confe– sarse. 3. ELEMENTOS DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA - Materia: Se llama materia de la Penitencia a los actos del peni– tente: contrición, confesión y satisfacción. A su vez son materia de la confesión los pecados que se acusan, sien– do materia obligatoria los pecados mortales que aun no se hayan confe– sado, y materia libre los pecados veniales y los mortales ya confesados. - Forma: son las palabras dichas por el ministro: «Yo te absuelvo de tus pecados ». A esto se llama ordinariamente la absolución. - Ministro: es el sacerdote, que necesita recibir la jurisdición ( o li– cencias) del superior eclesiástico - el Papa o el Obispo de cada diócesis-. Sujeto: es el cristiano que haya pecado después de recibir el Bau– tismo. 4. DISPOSICIONES DEL PENITENTE ¿ Cuántas cosas son necesarias para confesarnos bien? - Para confe~ sarnas bien son necesarias cinco cosas : examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al con– fesor y cumplir la penitencia. (Catecismo, n. 260.) La Penitencia es el sacramento en el que más tiene que intervenir el sujeto, por ser él quien descubre el estado de su conciencia. Las condiciones fundamentales para recibir bien este sacramento son las cinco enumeradas por el Catecismo: 1) Examen de conciencia : ¿ Qué es ex~men de conciencia? - Examen de conciencia es recordar todos los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha. (Catecismo, 261.) La finalidad del examen de conciencia es decir luego todos los pe– cados al confesor. 2) Dolor de los pecados : ¿Qué es dolor de los pecados? - iDolor de los pecados es un sentimien• to o pena de haber ofendido a Dios por ser infinitamente bueno, o porque nos puede castigar, o por la fealdad del pecado. ( Catecismo, n. 262.) Este sentimiento o pena tiene que ser espiritual, y no se requiere que sea sensible. Hay dos modos de dolor: - Dolor de contrición, que «es un sentimiento o pena de haber ofendido a Dios por ser El quien es, Bondad infinita, digno de ser amado sobre todas las cosas» (Catecismo, n. 264).