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res que han quedado viudas no vayan a misa durante algún tiempo; ni las novias en ·los días de sus amonestaciones. (Lo mejor es no hacer caso de tales costumbres.) 4. Legítima dispensa: Cuando el-motivo no es suficiente, pero hay cier– ta conveniencia de dejar la misa, se puede pedir dispensa al párroco. @ECTURA ¿LA MISA PARA LOS NECIOS? Oyó un señor la misa en la iglesia de San Marcos de Florencia. Al salir topó con un amigo suyo que le dijo estas palabras: -¿Qué es esto? ¿De dónde sales? Pero ¿será posible que hayas asistido · tú a misa? -Ni más ni menos: ahora mismo salgo de ella. -¡Pero hombre!-le insinuó el amigo-; ¡si todo eso no son más que ilusiones de gente simple y necia! -Amigo-replicó entonces el caballero-, fíjate bien en aquellos tres señores que bajan ahora la escalinata de la iglesia. ¿Los conoces? Uno es Gino Capponi, el otro Alejandro Manzoni y el tercero es Nicolás Tamasseo. Los tres han estado en la misa a que he asistido yo, ¡y los tres han comulgado! Creo que estaba, pues, con bien digna compañía. ¡Y vaya si estuvo bien acompañado!, ya que los tres hombres aquellos eran famosos y conocidísimos en el mundo de la literatura y de la política. Pues bien, ¡los tres oían misa y comulgaban casi todos los días! ELLA SOLA, POR LOS DOS En domingo, un marido acostumbraba a decir a su mujer: -Puedes ir tú por los dos a misa. Pero una noche soñó que llegaban juntos a la puerta del cielo y san Pedro les decía: -¿Los señores Smith? Bien, que entre la señora Smith, ella sola, por los dos. @JERCICIOS l. Buscar en el Evangelio los pasajes en que Cristo concede a san Pedro y a los Apóstoles la potestad de legislar. 2. ¿Es lógico decir que se cree en Cristo pero no en la Iglesia? . 3. ¿Cumplen con el precepto de la misa los que fa oyen des– de la puerta de una iglesia abarrotada de gente y se entretienen en mirar a los que pasan por la calle? .101
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