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:3.-NECESHHD Y EFH:ACIA HE L\ ORcH:IOX a) La nec•psidad de la oración la declaró Jesunislo: <<Es preciso orar en todo tiempo y no desfallecen> (Le 18, 1). Y San Pablo recomienda a los Colosenses: <<Aplicaos a la oración, velad en ella con hacimiento de gra– cias,> (Cl -1, 2). La razón de esta necesidad es clara: Para ,·id1· l'On Dios hay que enten– derse con El. El no nos salva si nosotros no queremos. Y tenemos que de– cir!P qut> quen'mos salvarnos, y pt>dirlc r¡ue nos ayude, ya que sin El no podemos hacer nada para la salvación. Por lo cual dice San Alfonso :\Iaría de Ligorio: «El que hace oración SP salva, y el que no hace oración se con– dena,>. h) La efü•ac•ia de la oración la expresa también el Seüor en el Evan– gelio: <<Pedid y se os darú; buscad y hallan;is; llamad y se os abrirá. Por– que quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre... Si vos– otros, siendo malos, sabris dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuúnto más vuestro Padre, que estú en los cielos, dará cosas buenas a quien se las pide!>> (:\It 7, 7-11). Al considerar la eficacia de la oración hay que Lener en cuenla dos cosas: 1) Qué se intenta con la oración y 2) quti se puede conseguir con Pila. 1) Con la oración no se intenta dar a conocl'r a Dios las propias necesi– dades, pues las conoce mejor que el hombn' mismo; ni se intenta cambiar los planes de su Providencia sapicn tísirna como si el hombre pudiera man– dar en el Seüor del universo. :\Iús llien la oración de súplica es una entrega a la bondad de Dios, reconociendo nuestra necesidad y espl'raIHlo c¡m· esta buena disposición nuestra nos haga dignos de recibir la ayuda que Dios prometió a quien con esta humildad y confianza se la pidiera. 2) Con la oración bien hecha se pueden conseguir todos los bienes, por este orden: 1. 0 ) Siempre se consigue el bien sobrenatural de la gracia, como vencer las tentaciones. 2. 0 ) La oración hecha en gracia de Dios aumen– ta en el alma esa misma gracia y tiene valor satisfactorio por la pena tem– poral debida por los pecados. 3. 0 ) Los bienes temporales no siempre se con– siguen por la oración. Pues la oración bien ht>cha no nace del egoísmo, sino que acepta el plan de Dios, en el que entra siempre el sufrimiento como camino hacia El. Jpsucristo dijo que todo lo que se pidiera al Padre en su nombre se alcan– zaría (.J n 16, 2i~). Y mal se puede pedir Pn nombre de Cristo crucificado, a quit>n tiem' que asemejarse el cristiano, Pl verse libre de todos los males temporales. En la petición de bienes temporales nos dio ejemplo el mismo Jesús en la Oración dt>l Huerto: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; - 88 -

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