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nosotros mismos. menos in1pedinwnlos c•nconlrarú Jesús para lomar pose– sión lolal de nuestra alma y hacernos seme,ianLes a El en el mornenlo de llegar a nosotros en la rnmmüón. La m•t·ión th• gr:ll'Ía,; no es otra rnsa q Ul' la reacción de toda alma sobre– naturalmente educada anle el abrazo íntimo de .TPsús. Al tenerle con nos– otros hemos de adorarle, darle !Jt'a!'ias por su gran amor, ofrt•c•erle toda nuestra vida y actividad para su servil'io y pPtlirlt• que socorra nuestras necesidades y las de todas las personas que particularmente nos interesen. Así es como la recepción de la Comunión nos irú haciendo cada vez más profundamente crislianos, t·on todas las buenas t·onset·uencias que se dicen en la lecciún anterior al hablar de los efectos de la Eucaristía. ALMA PUREZA DE CONCIENCIA BUENA INTENCION CUERPO AYUNO EUCARISTICO COMPOSTURA ",11/ ~@~ /¡ 1 \'- ACCION DE GRACIAS ADORACION AGRADECIMIENTO OFRECIMIENTOS PETICIONES PREPAAACION VIDA PIADOSA ACTOS DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD La aeción de gracias por la eomunión ha de prolongarse indefinidamenLP por el recuerdo agradecido ele Jesús y el esfuerzo por complacerle en todas nuestras acciones. 7.--CUANDO IL\ Y OHLIG.\CIOX DE c:o;urunn La necesidad que lodo erisliano Liene de recibir la Eucaristía la expresó Jesucristo cuando dijo: <<En wrdacl, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del homhn' y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros>> (Jn G, 53). En consecuencia, todo cristiano llegado al uso de la razón tíl'IH' necesidad de comulgar alguna vez para conservar la vida espi– ritual.
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