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La alenría nistiana musiste en la satisfacción de conocer la maravillosa finalidad de la propia vida, y Pn Pi gozo de pmkr rnnfiar quP la llevaremos a frliz tfrmino por la gracia de .JesucrisLo. >Jo puede menos de· ser moLivo de alegría el sr·nlirse hijos de Dios y herederos de la gloria eterna. Como todas las demús rnsas hu1nanas 110 liPll('ll i111porlancia frente a esta fundamental, por eso el vrTdadero cristiano no considera el bienestar terreno como algo Psencial a su alegría. ni pierde ésta eon los sufrimientos de PSÜ' mundo. Antes bien, el cristiano halla causa de alegría en el mismo dolor, porque sabe que sufre rnn .Jl'sueristo, uniL·nclose más a El rn su Cruz, para estar más unido lambir;n rn su gloria. Lo elijo .Jesús: í<I3ienaven– turados seréis cuando os insullen y persigan y con mentira digan con lra vosotros todo género del mal por mi causa..\legraos y regocijaos. porque grande será en los cielos vul'slra recompensa•> (:\IL 5, 11-12). Esta es la razón de que los san Los conservaran la tranquilidad y alegría en mrdio de las mayores ('()11traricdades de la vida. 1.-lBE.\L BE HIH SEGCX EL llF~DO El ideal del hombre nrnndano -- que no sigue la doctrina de Cristo– consiste en hallar la saLisfal'l'ión Lolal en las !'osas terrenas. En consecuencia, sólo busca el propio plal'er, el dominar sobre los olros, y, para esLo, aumentar lo rnús posible sus riquezas, aunque haya que co– metrr injusticias. :\si lo lestimonia rnagistralmenll' San Juan en la primera de sus ('artas: <<Si alguno ama al mundo, no está en d la caridad del Padre. Porc¡m' Lodo lo qul' hay en el 111t11Hlo ¡•nncupiscPnr·ia dl' la carne, eon– cupiscrncia de los ojos y orgullo de la vida - no vietw del Padre, sino que procede del mundo,> (1 .Jn 2, LJ-Hi). El ideal del mundo no se consigue nunca, porque los placeres llegan a producir hastío, la gloria y las riquezas se las lleva el vendaval del tiempo, muchas veces en vida, y. siernprP, cuando llega la hora rlP abandonar este mundo con Lodo lo que lienl'. De ahí que la falsedad del ideal mundano sea una prueba de la verdad del ideal predicado por Cristo. 1.--EL PHOGH.\lL\ BE CHISTO E\ L.\S BIEX.\H~NTl'H.\XZ.\S En contraste con el ideal de felicirlad del mu1Hlo, l'Stá rl programa tra– zado por Jesús en el Sermón dl' la :\lonlaüa para alcanzar la verdaclt>ra
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