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dose en estado de muerte espiritual que le hace reu del infierno eterno. 4) Ofende a cada una de las Personas de la Santísima Trini– dad, portándose como mal hijo con el Padre, rPnovando la causa de la Pasión y Muerte de Je::,ucristo, y violando la propia alma, templo del Espíritu Santo. La gravedad del pecado mortal se aprecia considerando la ac– titud de Dios frente al mismo: Siendo Suma Bondad, por un solo pecado condenó a los ángeles malos al infierno eterno; echó del Paraíso a nuestros primeros padres, castigando con todos los males C 1 lie existen en el mundo a la humanidad pecadorn; arroja üimbién al infierno a los hombres que mueren en pecado mortal; y lo que es más misterioso y terrib1e, a causa de nuestros pecados Dios «no perdonó a sn propio Hijo, antes le entregó a la muerte por todos nosotros;> (Rm 8, 32). Los pecados mortales pueden ser más o menos graves, como su– pone Jesús cuando dice a Pilatos: <,Los que me han entregado a ti, tienen mayor pecado:> (Jn 19, 11). El pecado es mayor o menor: 1) Según la virtud opuesta: Es mayor un pecado contra la fe que contra la justicia. 2) Según la dignidad ele la persona ofendida: Es mayor pecado matar al propio padre que a otro hombre de la calle. 3) Según el perjuicio que causa: Es mayor pecado matar a uno que robarle mil pesetas. 2. · l\HSERICORDIA DE DIOS lVIiserieorclia es el atributo divino por d que se mueve' a socorrer la miseria de la creatura pecadora. Dios, de ordinario, no castiga innwdiatamente los pecados de los hombres. Escribf.' San Pedro: <;El Señor os aguarda paciente– mente, nu queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan a pe– nitencia> (2 P 3, 9). En el Antiguo Testamenlo se exalt'.l la mise– ricordia del Señor para con el pueblo de Israel. que repetidamente le fue ingrato. Pero la mejor manifcstaciór de la misericordia de Dios para con los hombres es el mismo Jesús. «Por eso hubo de asemejarse en todo a sus hermanos, a. fin de lrncerse Pontífice misericordioso y fiel, en las cosas que tocan a Dios, para expiar los pecados del pueblo (Heb 2, 17). "Tanto amó Dios al mundo, dijo Je;;;ús a Nicodemo, -que entregó a la muerte a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en El no p¡!rezca, sino que tenga la vida eterna> ( Jn 3, 16). Y a todos 96

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