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amor del Padre y del Hijo, como exhalado en el abrazo de ambos. Y siendo la santificación de la Iglesia y de cada cristiano obra por ex– celencia del amor de Dios, justamente se dice que es obra especial de la tercera Persona, aunque lo sea ~ambién del Padre y del Hijo. Por consiguiente, hay que decir que el Espíritu Santo es quien: 1) Incita a obrar el bien con sus inspiraciones y mociones; 2) infun– de en el alma la gracia santificante dando al cristiano la vida sobre– natural en el Bautismo y en la Penitencia, y robustece esa vida en la Confirmación; 3) se hace presente de modo especial en el alma del justo, en compañía siempre del ?adre y del Hijo, haciéndose el alma santuario de la Santísima Trinidad; 4) perfecciona la vida espiri– tual de quien corresponda a sus gracias, obrando en él por sus dones. Los dones del Espíritu Santo los enumera el profeta Isaías (11, 2) y son siete: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. La vida de intimidad con el Espíritu SanLo lleva como frutos en la vida del cristiano los que enumera San Pablo: «La fructificación del Espíritu es: caridad, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, continencia,,, (Gl 5, 22-23). La consecuencia de todo es que el cristiano tiene que vivir su vida sobrenatural como la viven el Padre y el Hijo, <,en la unidad del Espíritu Santo», según se dice en la conclusión de todas las oracio– nes litúrgicas. 4.-QUE SENTIDO TIENE LA FRASE: «¿NO SABEIS QUE VUESTROS CUERPOS SON TKHPLOS DEL ESPIRITU SANTO?» Por el hecho de que en el alma del cristiano habita el Espíritu Santo y de que el alma se halla sustancialmente unida al cuerpo, el cuerpo mismo del cristiano en gracia ha de considerarse como templo o habitación del Espíritu Santo. San Pablo repite este pensamiento exllortanclo a los cristianos a respetarse a sí mismos y no profanar el templo de Dios con el pecado, sobre todo el de impureza: <,¿No ;;abéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, y al que habéis recibido de Dios, y que, por tanto, no os pertenecéis?» (1 Co 6, 19). <,¿No sabéis que sois templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque santo es el te111plo de Dios, que sois vosotros» (1 Co 3, 16-17). El ser templo del Espíritu Santo exige que le conservemos dentro - 74

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