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lugar, s2 produjo el¡, repenll' un ruido del cielo, corno ('[ dP un VÍ<'nlo impP– tuoso, que invadió toda la casa en que residían. Y aparecieron, com•J uividídas, lenguas de fuego que se posaron sobrP cada uno de ·ellos, quedando todos llenos d~l Espíritu Santo; y comenzaron a llablar en lenguas exlt'aiias, se,{ún que d Espíritu les daba. Residían en Jen1sakn judíos, \ arones piadosos, ele cuantas naciones hay bajo el ciclo. Y habiéndose corrido la voz, se juntó una muche– dumbre que s,, quedó confusa al oíllos hablar cada uno Pn su propia lengua. Estupefactos de admiración, decían: 'Todos ('stos que hablan ;,no son galileos·: Pues ¿cómo nosotros los oímos cadéi uno ·en nuPstra propia lengua, en la quP hemos nacido?' ... Se levantó Pedro con los once y alzando la voz les habló... l~n oy(,ndole, se sintieron compungidos de corazón y dijeron a Pedro y a los clPmás apóstoles: ';,Qut:, hemos de hacPr, lwrmanos?· Pedro les contestó: 'Arre– ventíos y bautizaos en el nornb1·e de Jesucristo para 1·pp1isión ,Jp vupstros pecados y recibirt'is el don del Espíritu Santo.. .' Ellos !'Pcibicron su palabra y se bautizaron, y se convirtieron aquel día unas ti'Ps mil almas.. Se apoderó de todos PI temor a la vista d·¿, los muchos prodigios y seíiales que, hacían los apóstoles ... ·· 1 Extracto del capítulo 2 <kl libro c!P los Hechos., Todo el libro de los Hechos de los Apóstoles está lleno de epi– sodios en que los primitivos cristianos, al recibir el Espíritu santo por el sacramento de la Confirmación, sentían su presencia en efectos extraordinarios como don de lenguas, el poder de hacer mi– lagros y, sobre todo, la fortal~za para predicar a Cristo delante del mundo. Hasta el punto que se ha llamado Pl iibro de los Hechos dP los Apóstoles el Evangelio del Espíritu Santo. La presencia y asistencia de Dios en la Iglesia se verifica, según dice .Jesús, por el Espíritu Santo. Pues el Espíritu Santo se manifiesta como el Poder ele Dios santificando al mundo. El Espíritu Santo es como el alma ele la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, porque la vivífica sotJrenaturalmente. Dice Strn Pablo que PI Espíntn Santo da la gracia ele los divenos minis– terios: "Hay div,,rsiclad dP dones, ¡w1·0 uno mismo PS ('! Espíritu. Hay diversi– dad de ministerios. ¡)('ro uno mismo ('S <'1 Sc,íior. Hay cliversic!acl clp uperaciorws, pero uno mismo es Dios, que obra tocias las cosas ·c'l1 tocios. Y a cada uno ó<' lo otorga la manifPstaciún dPl Espíritu para común utilidad. A uno le es dada p01· el Espíritu la palabra dP sabiduría: a otro la palabra dp ciPncia, según el mismo Espíritu: a otro f-p l•n PI mismo Espíritu: a otro don de curaciones en Pl mismo Espíritu; a otro operaciones <k milagros; a otro profecía; a otro dis– creción dP espíritus; a otru g{!n<'ro rl-P Jpnguas; a otro interprPtación ele lPnguas. Todas estas cosas las obra c•l único mismo Espíritu. qllP distribuye, a cada uno según qui·pre" (1 Co 12, 4-111. En virtud de esta asistencia constante del Espíritu Santo, la Iglesia posee una vida sobrenatural que nunca fallará a pesar de los defectos humanos de quienes componemos la Iglesia. Los pode– res del infierno no prevalecerán contra la Iglesia, porqu2 se halla vivificada por el Espíritu de Dios.
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