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emite su .i uicio inapelable iiobre los hombres. <,Está establecido quP los hombres mueran una sola vez, y después de esto viene el juicio:> (Hel) 9, 27). <,Porque todos nosotros hemos de comparecer ante el Lribunal de Cristo, para que reciba cada cual el pago de lo hecl1n viviendo en el cuerpo, en proporción a lo que obró, ya sea bueno ya sea malo> (2 Ca 5, 10). Juicio particular es el que se verifica para cada hombre en el momento de su muerte. La existencia de este juicio se deduce de que Dios da a cada uno el premio o castigo inmediatamente después de la muerte. Así al buen ladrón le prometió Jesús que aqLlel mismo día estaría con El en el Paraíso rLc 23, 43). Y del rico Epulón dice Jesús que murió y fue arrojado en el infierno en medio dp tormen– tos (Le 16, 22-23). Juicio universal es el que realizará Cristo en su segunda venida al fin del mundo. «Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria y todos los án– geles con El, entonces se sentará en el trono de su majestad y serán congregadas en su presencia todas las gentes, y las separará unas de otras, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y colocará las ovejas a su derecha y los cabritos a la izquierda» (Mt 25, 31-33). Este juicio universal no cambiará la sentencia del juicio parti– cular dado para cada hombre. Será la ratificación pública de la misma, poniendo de manifiesto ante todos, quiénes tuvieron razón y quiénes no tuvieron razón en la vida. Todas las injusticias hu-

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