BCCCAP00000000000000000000491

llega fatigado a pedir agua a la Samarítana, se entriste:3e y llora ante el sepulcro de su amigo Lázaro, se aíra contra los mercaderes del templo, ruega al Padre que le libre de la Pasión si es posible -aunque se somete a su voluntad-, padece y, al fin, muere desan– grado y exhausto en una cruz. Jesucristo, por tanto, es hombre perfecto con cuerpo y alma, con entendimiento y voluntad humana, que son las potencias del alma. En consecuencia, Jesucristo tiene dos entendimientos (uno di– vino y otro humano) y dos voluntades (una divina y otra humana). Su ciencia divina era infinita y su ciencia humana, la más perfecta que se puede imaginar. Jesucristo es, pues, una sola Persona divina con dos naturalezas divina y humana-. 4.- COMO OBRO CRISTO LA REDENCION Jesucristo, como Dios y como Cabeza también de la humanidad, tenía más poder para salvar al mundo que Adán para perderle. Cualquier acto suyo, como la más pequeña suplica al Padre, tenía un mérito infinito, capaz de aplacar a Dios por las ofensas de todos los hombres. Sin embargo, quiso redimirnos tomando sobre sí la mayor de las miserias humanas después del pecado, que es el sufrir y morir. Y así obró nuestra Redención de modo especial con su Pasión y Muerte de Cruz. Ya en el profeta Isaías se anuncia la redención por el dolor y la muerte del Mesías: ,,Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados... Ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado .. ,> (Is 53, 5, 10). Jesucristo, en la institución de la Eucaristía, dice: «Este es mi cuerpo qne es entregado por vosotros,, (Le 22, 19). <<Esta es mi sangre dPJ Nuevo Testamento, qae será derramada por muchos para remisión de los pecados> (Mt 26, 28). San Pablo dice muchas veces que Cristo murió por nuestros pe– cados (1 Co 15, 3). Y San Pedro escribe a los fieles: «Habéis sido rescatados... con la sangre preciosa de Cristo» (1 P 1, 18-19). La Muerte redentora de Cristo, además de liberar a los hombres del poder del diablo y del pecado, fue un sacrificio que aplacó la ira de Dios reconciliando así a los pecadores con Dios; una compensa– rión por la injuria cometida contra El; un mérito que nos hizo acreedores al cielo. La obra de Cristo fue, pues, redención, sacrificio, mérito. - 51 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz