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ceb1ras y darus a luz nn hi.10, a ·,. 1uü·n llamarás .J,·sus. Snú gra1,<h· e II1.10 del Altísimo: el Seüor k durú d trono de David. su padre. Remara para siPmJJn' en la ci1sa d<' Jacob, ) su n•inaclo no t,•ndrú nunca fin.' Mada preguntó al úngel: '¿Cómo vodrú spr esto, nuPs yo no conozco \·,1r{m?' Díjole ,·n rPsvuesta el úngel: ·m Espíritu Santo ctesc¡mclerú sobn, ti. :, el poder del Altísimo te cnyolverú eomo una nube. Po,· Prn el Hijo en tí <'11gcndrado. sprú santo, serú Hijo de Dios. Y ya v¡•c;; ahi cst{1 tu p1·ima Icabd, c¡uc Pu su \"C'.Íf'Z ha coneebiclo l:unbi(,n un hijo; y la q1w PI',\ est{,ril S<' halla Y" 01 l'l sc,xto mc·s: porque JJ,lrd Dios no hay ninguna cosa irnposiblP.' !~nlom·es l\laría exclamó: 'H!' aquí la -esclava del Scüor; cú1uplasc en r:ní cuanto 111(• has ,1nuncindo" <Le l. 2G-3g,, 3.-.JESUCRISTO DIOS 'f HOl\IBirn VEIWADERO Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nai,ió de l,1 Virgen María. El misterio de JesucrisLo está en que posee al mismo tiempo la naturaleza divina, infinitamente perfecta, y la naturaleza humana, siendo también hombre perfecto. Jesucristo es uno solo, una S'.Jla ¡lersona. Y esta Persona es la segunda de la Santísima Trinidad. Por tanto, Jesucristo un es per– sona humana, aunque tiene por la Persc·na divina toda la perfeGción de la personalidad humana. Per!"ona es el sujeto que posee la naturaleza intelectual. Cuando un hombre cualquiera dice ,,yo,, ~oy hombre, se expresa en el yo la persona humana que posee cunpo y alma. La mism,1 frase «yo)) so;v hombre, puesta en labios de Jesucristo, indica la Persona diviln que posee también cuerpo y alma de hombre. Jesucristo es Dios: Así lo testifica El mismo diciendo que e;; el Hijo de Dios y afirmando: cYo y el Padre wmos una miSl!la cosa:; (Jn 10, 30). Y por dar testimonio de esta verdad es entregado a la muerte. Los apóstoles reconocieron . 1 a divinidad de Jesús: San Pedro le confesó: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo,> (Mt 16, 16). Santo Tomás, al verle resucitado de veras, le dice: cSeñor mío y Dios mío:: (Jn 20, 28). San Juan dice de Jesucristo en su primera carta: "El es el verdadero Dios y la vida eterna, (1 Jn 5, 20). Y San Pablo (!S– cribe a los Romanos: De los israelitas «procede Cristo según la carne. quien es sobre todas la8 cosaE, Dios bendito por los siglos:> (Rm 9, 5). Para demostrar esta verdad realizó Jesucristo los má8 eBturwn– dos milagros, especialmente el de su propia resurrección. Jesucristo es hombre verdadAro: Es decir, tiene naturale7a hu– mana, que consta de cuerpo y aln1a. Para ver expresada esta verdad en la revelación basta repasar el Evangelio. Jesús nace como hombre, crece, trabaja, se cansa y
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