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infierno, sino al limbo, que consiste en la simple privación de la gloria del cielo, pero sin tormentoE. 5.--CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL DE ADAN Adán y Eva, a causa de RU perado, fueron arrojados del Paraíso, con todas las consecuencias siguientes: 1) Quedaron privados del don de la gracia santificante, per– diendo la amistad con Dios y toda posibilidad de volverla a recu– perar y lograr el fin último del cielo para el que fueron creados. Con la gracia santificante perdieron también las virtudes sobre– naturales y los dones del Espíritu Santo. 2) A causa del pecado grave cometido quedaban condenados al infierno (aunque los méritos de Cristo les dieron la posibilidad del arrepentimiento). 3) También perdieron los demás dones extraordinarios con que Dios les había adornado, como inmortalidad, impasibilidad, equili– brio de las pasiones para no tender al mal, ciencia extraordinaria infundida por Dios... La Sagrada Escritura expresa E'l castigo en estos términos: "Dijo Dios a !;, mujer: Multiplicaré los trabajos de tu maternidad y darás a luz con clnlor los hijos,. A Adán le dijo: Por haber escuchado a tu mujer, comiendo del úrhol de que te prohibí comer, dicil'.~mlote nn comas de él, por ti será maldita la tL·iT,L Con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida. Te dará espinas y abrojos y cornürús ck las hi('l·bas oe; campo. Con Pl sudor de tu rostro comerá, <!l pan. hasta que vuelvas a la tierra. ¡rnc•s dc• ella ht,s sido tomaflo: ya que poln, Pres y al polvo -volverús" ron :i. 10-19,. 6.--CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL EN LA DESCEN– DENCIA HUMANA Por el pecado de Adán quedó maldita la tierra y toda la descen– dencia humana. Y en consecuencia, contra lo que Dios quiso al principio, todos los hombres venimos al mundo tarados, es decir, con un destino sobrenatural y sin posibilidad de conseguirlo. Entre las muchas malas consecuencias del pecado original en los hombres son las principales las siguientes: 1) Mancha del pecado y enemistad con Dios. 2) Privación de la vida sobrenatural de la gracia sin posibili– dad de alcanzar -en tal estado-- el fin último, que es el cielo. 3) La concupiscencia o inclinación al pecado, que mueve a buscar el propio placer sin atender a la voluntad de Dios. - 45 -

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