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Además de las legiones de ángeles se citan en los libros sagrados los nombres de Rafael, Miguel y Gabriel. Todos ellos fueron creados por Dios antes que el hombre, pues cuando éste fue puesto en el Paraíso, ya había ángeles y demonios. Los ángeles fueron creados con '31 mismo destino que los hombres: para vivir gozando eternamente ó.e Dios. 3.--ANGELES Y DEMONIOS Antes de ser llevados al cielo, los ángeles fueron probados por Dios, teniendo que prestarle servicio. Muchos de ellos no quisieron prestar ese servicio a Dios y Dins los arrojó al infierno para ser eternamente atormentados y privados de la felicidad de Dios. A estos ángeles malos, que por soberbia no quisieron servir a Dios, se les llama demonios o diablos. Los 'lngeles que obedecieron a Dios fueron premiados con la gloria del cielo. La Sagrada Escritura les da diversos nombres, que se ,cree significan las diversas categorías. Por lo cual se les suele dividir en nueve coros, agrupados en tres jerarquías: l.ª) Serafines, Querubines, Tronos; 2.ª) Dominaciones, Virtudes, Potestades; 3.ª) Principados, Arcángeles y Angeles. 4.-EL ANGEL CUSTODIO El Angel Custodio o Angel de la Guarda es el que Dios nos da a cada uno para que nos guarde en 13. tierra y nos guíe hacia el cielo. Casi siempre que se habla de íos ángeles en la Sagrada Escritura es con motivo de alguna intervención de los mismos en favor de los hombres. Rafael guía y protege a Tobías. Y en la carta a los Hebreos se dice de los ángeles que <,todos ellos son espirFus admi– nistradores, enviados en servicio de los que han de heredar la salud» (Heb 1, 14). Jesucristo, al hablar de los niños, se refiere también a los án– geles que los guardan: «Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos» (Mt 18, 10). En los Hechos de los Apóstoles se ve que los primeros cristianos estaban convencidos de que cada hombre tenía su ángel custodio. Pues al ser San Pedro librado milagrosamente de la cárcel y llamar a la puerta de la casa en que se hallaban los cristianos, algunos piensan que quizás no es él mis~o, sino su ángel, el que llama (Hech 12, 15). - 35 ---

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