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Todo el mensaje del Nuevo Testamento ---en Evangelios y Epís– tolas-- se resume en estas palabras: Jesús es el Señor, el Hijo de Dios que nos salva dándonos su vida divina. Está, por tanto, bien clara la existencia de dos Personas en Dios: el Padre y el Hijo. Pero advierte San Pablo que <,nadie puede decir Jesús es el Señor, sino en el Espíritu Santo» ( 1 Co 12, 3). Porque Jesús promete que su obra la completará otro abogado o consolador: <,Yo rogaré al Padre, y os dará otro abogado, que estará con vosotros para siempre, el Espiritu de verdad, que el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce (Jn 14, 16-17). Tiene el mismo poder de enseñar que Jesús: «Ese os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho» (Jn 14, 26). ru eres mi hiio amad9 en h me compk,zoo Además del Padre y del Hijo, hay una tercera Persona en Dios: el Espiritu Santo. Después de su resurrección, Jesús da un testimonio solemne del misterio de la Santísima Trinidad cuando manda a sus apóstoles que prediquen su doctrina por todo el mundo. Les dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 18-19). 23 --
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