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clusn nosotros mismos-. Ello exige que exista algo que no dependa de nadie y del cual dependa todo lo demás. Pues si las cosas del mundo dependen en su existencia, que puede ser o no ser, tienen que depender en último término de algo que ya no dependa de nadie. Y lo que no dependa de nadie, tendrá la existencia por sí mismo, es decir, existirá necesariamente. Este ser, que no puede no existir, por ser la razón de todo lo que existe, t,iene que ser espiritual; porque lo que no es espiritual no puede ser la razón perfecta de nada. A ese alguien espiritual, que es la razón de todo, le llamamos Dios. Frente a las cosas del mundo que existen y pasan, uno se pre– gunta por qué existen. Y a la razón sólo le queda un dilema: O todo es absurdo, o existe Dios. Pero nadie puede afirmar sinceramente que todo ef: absurdo, aunque diga con la boca que las cosas no tienen sentido; pues todos tenemos que obrar pensando que las cosas tienen algún sentido. Y el sentido definitivo de las cosas sólo se encuentra en Dios. 4.---EL ORDEN DEL UNIVERSO DEMUESTRA TAMBIEN LA EXISTENCIA DE DIOS Las leyes admirables que rig·en los movimientos del universo, sobrP tod0 el organismo complicado de los seres vivos, indican que - 17 -·
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