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No podía ser menos en una humanidad cuya Cabeza es Jesu– cristo, <<el primogénito de los muertos,> (Cl 1, 18). San Pablo explica este misterio: -:,Pero dirá alguno: ¿ Cómo re– sucitan los muertos? ¿Con que cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no nace si no muere ... Pues así en la resurrec– ción de los muertos. Se siembra en currupción y resucita en inco– rrupción. Se siembra en ignominia y se levanta en gloria. Se siembra en flaqueza y se levanta en poder Se siembra cuerpo animal y se levanta cuerpo espirituab (1 Co 15, 35-44). Pero los malos no resucitarán en las mismas condiciones que los buenos: <<Cuantos están en los sepulcros, dijo Jesús, oirán la voz del Hijo del Hombre, y saldrán los que han obrado el bien para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal para la resu– rrección del juicio>> (Jn 5, 28-29). El cuerpo de los buenos tendrá en la resurrección las cuatro cualidades siguientes, según se dice en la Sagrada Escritura: 1) Impasibilidad: No sufrirán ya ninguna molestia. 2) Claridad: Indica la gran belleza de que estarán adornados. 3) Agilidad: El alma tendrá tal dominio sobre el cuerpo, que el - 103 -

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