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VIII AUTORIDAD V OBEDIENCIA "Juzgad si es justo obedeceros a vosotros más que a Dios" (Hech 4, 19) Dentro del estilo narrativo y antropomórfico de la Biblia, se cuenta que al principio el hombre podía ver a Dios. Porque a consecuencia del peca– do, se ven privados de la visión de Dios: "Le echóYahvéh del jardín de Edén" (Gen 3, 23). "Hoy me echas de este suelo y he de esconderme de tu presencia. . . Caín salió de la presencia de Yahvéh" (Gen 4, 9-16). Desde entonces parece que los hombres no pueden ver a Dios cara a cara sino únicamente después de la muerte. La visión de Dios es una noción ultraterrena, de tal modo que la muerte sobrevendría inmediatamente a quien viese el rostro de Dios. Dicen los padres de Sansón: "Seguro que vamos a morir, porque he– mos visto a Dios" (Jueces 13, 22). Jacob se ma– ravilla de no morir: "He visto a Dios cara a cara, y tengo la vida salva" (Gen 32, 31). En realidad hay que suponer que no han visto a Dios facial– mente, sino más bien un ángel de Dios. Gedeón se lamenta: "¡Ay mi Señor Yahvéh! ¡Pues he visto al ángel de Yahvéh cara a cara! Yahvéh le respon– dió: La paz sea contigo. No temas, no morirás" (Jueces 6, 22-23). Claramente se lo dice Dios a Moisés: "Mi rostro no podrás verlo porque no puede verme el hombre y seguir viviendo" (Ex 33, 20). No se puede ver el rostro de Dios. Aparece un nuevo concepto: Dios deja ver sus espaldas. Agar en el desierto se pregunta: "¿Si será que he lle– gado a ver aquí las espaldas de aquel que me 89

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