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ahora al ídolo, comen la carne como sacrificada a los ídolos, y su conciencia, que es débil, se mancha ... Y pecando así contra vuestros herma– nos, hiriendo su conciencia, que es débil, pecáis contra Cristo. Por tanto, si un alimento causa es– cándalo a mi hermano, nunca comeré carne para no dar escándalo a mi hermeno" (1 Co 8, 7-13). "Todo es lícito" mas no todo es conveniente. "Todo es lícito" mas no todo edifica. Que nadie procure su propio interés, sino el de los demás ... Si alguien os dice: Esto ha sido ofrecido en sacri– ficio, no lo comáis, a causa del que os advirtió y por motivos de conciencia" (1 Co 10, 23-28). Hay que respetar la conciencia de los demás, no escandalizar, y ceder de tu parte, no realizan– do aquello que crees puedes hacer según tu con– ciencia. La conciencia del otro es el límite de tu conciencia. Como la libertad de los demás es el límite de tu libertad. Lo íntimo de la conciencia sólo afecta a ti y a Dios. Pero cuando afecta a otros, ya entramos en las relaciones interpersona– les, encontramos puntos de contacto, y es necesa– rio evitar la falta de caridad. El Concilio también recoge esta enseñanza: "Todos los hombres y grupos sociales, en el ejercicio de sus derechos, están obligados por la ley moral a tener en cuenta los derechos de los demás y sus deberes para con los otros y para el bien común de todos. Con todos hay que obrar conforme a la justicia y al respeto debido al hombre" (11). Pero de esto no se puede deducir que haya que claudicar, obrando contra tu r.onciencia. Nunca se puede obrar contra la propia conciencia aunque otros se. escandalicen. Este escándalo no pode– mos evitarlo. Una cosa es ceder sin ir contra la conciencia, y otra claudicar contra la propia con– ciencia. El ejemplo de Jesús es clarificador. El afirmó taxativamente: "El que escandalice a uno de es– tos pequeños que creen en mí, más le vale que le (11) Dfgnftat/s humanae, ne 7, 84
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