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varnos: "Pues a los que de antemano conoc10, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo" (Rm 8, 29]. 3) Esta reproducción es obra del Espíritu San– to: "Todos nosotros nos vamos transformando en esa misma imagen ... conforme a la acción del Señor, que es Espíritu" (2 Ca 3, 18). "En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibísteis un espíritu de esclavitud para racaer en el temor; antes bien, recibísteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: iAbbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también here– deros, herederos de Dios y coherederos de Cris– to" (Rm 8, 14-17). 4) El Espíritu efectúa el tránsito del hombre "natural" (incapaz de salvarse) al hombre pneumá– tico (lleno de Espíritu) (capaz de unirse a Dios): "Los que viven según la carne. desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual. Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las del espíritu, vida y paz, ya que las tendencias de la carne llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden; así los que están en la carne, no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertene– ce" (Rm 8, 5-9). 5) Esta inhabitación del Espíritu explica toda la actuación sobrenatural del hombre. "¿No sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu San– to, que está en vosotros?" (1 Ca 6, 19). a) es principio de caridad, el mandamiento fun– damental del cristiano: "La caridad de Dios se ha difundido en nuestros corazones por el Espíri– tu Santo que se nos ha dado" (Rm 5, 5). 77
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