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VII "EL SEÑOR ES El ESPiRITU" (2 Co 3, 17) Hablar de la libertad de los hijos de Dios es aludir al Espíritu Santo, origen de esa libertad. La cita completa que encabeza este capítulo así lo expresa: "Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad" (2 Co 3, 17]: Entramos en el tema del Espíritu Santo. No se trata de hacer una pneumatología, sino sim– plemente lo mismo que aludimos antes al único Señor y Padre, y al único Señor Jesucristo, ahora subrayaremos el señorío del Espíritu Santo, en donde encontraremos nueva fuerza para argumen– tar a favor de la libertad de los hijos de Dios. Dios es el único Señor y Padre. Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es el Dios con nosotros (Enmanuel). El Espíritu Santo, enviado por el Pa– dre y por el Señor resucitado, es el Dios en nos– otros (1). El señorío de Dios en la tierra se ejerce, después de la glorificación del Hijo, por el Espí– ritu Santo que actúa desde dentro de cada hom– bre. Actuación del Espíritu El Espíritu aparece como una realidad personal crnnológicamente posterior a Cristo. "Aun no ha– bía Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glo– rificado" [Jn 7, 39). Es obvio que se trata de la fenomenología o manifestaciones externas del Es– píritu puesto que éste existe desde toda la eter– nidad. Cristo sigue actuando por el Espíritu, es (1) Véase FEINER-VISCHER, Nuevo libro de Is fe cristiana. (Barcelona, 11 septiembre 1976). 75
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