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y al sufrimient:> de Dios; sólo el Dios sufriente puede ayudarnos. En este sentido podemos decir que la evolución hacia la edad adulta del mundo, de la que antes hemos hablado, al dar fin a toda falsa imagen de Dios, libera la mirada del hombre para encaminarlo al Dios de la Biblia, el cual ad– quiere poder y sitio en el mundo gracias a su im– potencia" (16). Y Altizer llega a construir una teoría metafísica sobre la negación del poder y la muerte de Dios: "El poder es metafísicamente el mal. Si Dios es Amor, debe vaciarse de sí mismo, debe renunciar a su Omnipotencia. Sólo es Dios dejando de ser Dios. La Omnipotencia no es dialécticamente inte– grable al equilibrio de la Revelación Bíblica. Hay que proscribir de ella la Omnipotencia ... La Om– nipotencia es el mal, la inversión del Dios cris– tiano. El hombrn sólo es liberado por la abolición de la Omnipotencia divína. La muerte de Dios om– nipotente es el camino de la libertad. Dios sacrifi– ca su poder por la libertad del hombre: en esto se revela su amor" (17). He aquí la razón de por qué un Francisco de Asís centró toda su espiritualidad en aquel grito que le salía del corazón: "Amo a Cristo pobre y crucificado". (16) BONHOEFFER, Resistencia y sumisión. (Barcelona, Arle!, 1969) pág. 210. (17} CHRISTIAN DUQUOC, Ambigüedades de las teologías de la secula• rizacfón. (Bilbao, Desclee de Brouwer. 1973) pp. 112-113. Puede verse el libro de THOMAS J. J. ALTIZER, El evangelio del atelsmo cris– tiano. {Barcelona, Ariel, 1972) donde el autor expone con claridad au pensamiento. 51
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