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Dios se muestra especialmente como Padre cuan, do, por encima y a pesar del pecado del hombre, ama y perdona. Recordemos la parábola del hijo pródigo (Le 15, 11-32). Jesús es el hombre por me– dio del cual se ha manifestado plenamente la paternidad de Dios al constituirse en portador del amor y perdón de Dios a todos los hombres'.' (8) B) Revelación del hombre Cuando Cristo nos revela lo que es Dios, el único Señor y Padre, en algún modo nos está re– velando también lo que es el hombre: servidor e hijo. Cristo. está actuando para darnos ejemplo de vida. Nosotros lo que tenemos que copiar de El no es la actitud del Señor o del Padre, como a veces vemos que es lo que se copia. Se quiere imitar de Cristo su solemnidad, su majestad, su señorío. Es un error craso y no entender lo más elemental del mensaje de Cristo. Cuando protes– tamos de estos señoríos terrenos, se nos tacha de soberbios y revolucionarios, cuando lo que pre– tendemos es restituir la actitud genuinamente evangélica, que esos poderes humanos oc.ultan o tergiversan. Cristo al mismo tiempo que nos descubre quién es Dios, ha querido revelarnos cuál es la postura lógica del hombre frente a Dios, a ese Dios que nos está revelando. Por eso Jesús no sólo nos ma– nifiesta a Dios, sino que también nos anuncia lo que es -debe ser- el hombre. Jesús es el siervo de Dios Es clásica la figura del siervo de Yahvéh annun– ciada por el profota lsaías [9). Desde los primeros tiempos de la Iglesia se atribuyó a Jesús esa ima– gen (10). Pero fue el mismo Jesús quien se presen- (8) GUERRERO. El otro Jesús, pág. 276. {9} Is 42, 1-4; 49, 1-7; 50, 4-11: 52, 13 a 53, 12. (10) Cfr. Hech 8, 34-35. ' 45
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