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IV CRISTO, EL HERMANO MAYOR "Primogénito entre muchos herma– nos" (Rom 8, 29). La realidad de Jesús es tan rica y tan polifacé– tica que se corre el riesgo de reducirlo a la unila– teralidad de alguno de sus títulos pasando por alto otros. "La proclamación y el anuncio de Je– sús no debe quedar centrado en un título concre– to, cualquiera que sea, porque tal título únicamen– te recogerá un aspecto determinado de su perso– nalidad, y al ser absolutizado dará como resulta– do una deformación de su persona" ( 1). En Los Negrales constatamos esta deformación de la figura de Jesús. Había que encuadrarla y centrarla en el esquema teológico y buscar las coordenadas que explicaran -sin agotarla, natu– ralmente- la profunda personalidad de Jesús. Creemos que Jesús es esencialmente revela– ción o Palabra: "En el principio existía la Pala– bra" (Jn 1, 1), "La Palabra se hizo carne" (Jn 1, 14). En ese sentido, habría que partir de su condición de profeta para poderlo entender: "La consideración de Jesús como profeta, entendien– do por tal al hombre que anuncia un juicio crítico y lúcido sobre al sentido de las realidades presen– tes, es un camino que se hace indispensable para un recto. conocimiento de su persona; él mismo aceptó ser calificado como profeta, mientras que rechazó la sospechosa denominación de me– sías" (2). Dos son los objetivos de esta revelación per– sonal de JesúG: Dios y el hombre. Nos descubre {1) GUERRERO, EJ otro Jesús. (Salamanca, Sfg_ueme, 1976), pág. 286. (21 GUERRERO, El otro Jesús, pág. 287. 41

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