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logía del Bautista: empequeñecerse y desapare– cer: "Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos" (Me 9, 35). Años después, con la Ascensión de Cristo, rea– parece la cuestión: Cuando dice uno: Yo soy de Pablo, y otro: Yo de Apolo, ¿no procedéis al mo– do humano? ¿Qué es, pues, Apolo? ¿Qué es Pablo? ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creí– do! Y cada uno según lo que el Señor le dio. Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el cre– cimiento. De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer. Y el que plapta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo, ya que somos colaboradores de Dios" (1 Co 3, 4-10). Esta es la palabra exacta: colaboradores, no sus– titutos de Dios. "Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre" (Hebr 13, 8). Hay algunos textos que parecen insinuar una posible sustitución de Dios por el hombre. Por ejemplo los textos del primado: "Lo que atares en la tierra, quedará atado en el cielo ... " (Mt 16, 19); "apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15). El mismo poder de atar y desatar fue prometido tam– bién a todos los Apóstoles (Mt 18, 18). Otros pasajes podrían ser los siguientes: "Quien recibe a un profeta por ser profeta, recibirá re– compensa de profeta, y quien reciba a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo" (Mt 10, 41). "Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros rechaza, a mi me re– chaza" (Le 10, 16). "Quien acoja al que yo envíe, me acoge a mí" (Jn 13, 20). Muchos de estos textos tienen un sentido universal, por la identificación de Cristo con todo hombre. Lo que se hace al prójimo, Cristo lo con– sidera hecho a sí mismo (cfr. Mt 25, 31-45). En cuanto a los de sentido restringido a Pedro o a los Apóstoles, no se deben entender como una sustitución de Dios por e! hombre, sino una colaboración, una participación en la empresa, y 30

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