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XV CONCLUSIONES ..Si el grano de trigo no cae en tie– ,l'ra y muere, queda él solo; pero si– muere, da mucho fruto" (Jn 12, 24). El encuentro de Los Negrales no fue un aconte– cimiento mundial. No ha tenido la trascendencia que, por ejemplo, ha tenido el encuentro de Mede– llín. Pero es reflejo de una realidad viva en el ám– bito de la Iglesia. Sacerdotes, religiosos y laicos, todos estamos "padeciendo" estos cambios, con lo que de positivo o negativo llevan consigo. Lo experimentado por nosotros en Los Negrales fue un caso más, un testimonio de la crisis de este posconcilio que nos toca vivir. He escrito en nombre personal, sin pretender comprometer a los firmantes del mensaje. Porque si el documento lo firmaron 3.5 hermanos, las in– terpretaciones que yo doy pueden ser inás bien personales, puntos de vista míos. Pero he sentido la necesidad de escribir todo lo que he pensado, estudiado, y meditado sobre ese documento. Por– que fue una gracia para mí. Y para otros, aunque para algunos lo de Los Negrales fue una desgra– cia. No quiero revivir la desgracia de aquellos, sino lo que para mí fue un beneficio, que tal vez pueda ser también para muchos lectores. Es como si hu– biese oído la recomendación de Pablo a Timoteo: "Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en tL . . Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza. No te avergüences, pues, del testimonio que has de dar de nuestro 191

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