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de la gracia. La castidad tiene una múltiple e ín– tima coherencia con la misión pastoral y guarda estrecha armonía con la persona de Jesucristo. Se intensificará la vivencia religiosa en peque– ñas comunidades, incluso de tipo abierto, es decir, que admitirá a religiosos y matrimonios, como grupos de oración y celebración eucarística. Irán desapareciendo las grandes asambleas y las ma– nifestaciones populares: procesiones, congresos... La religiosidad, como en las primitivas comunida– des, será más intensa, más profundamente vivida. O sea, que ganará en intensidad lo que pierda en extensión. Seremos menos, pero más convencidos, con una religiosidad más libre, menos acompleja– da por juridicismos y tabúes, menos obligados por normas extrínsecas. Será la conciencia personal la pauta corriente de la actuación, y la religiosidad entrará en unos cauces preeminentemente ínti– mos e invisibles. También en una gran parte des– aparecerá el enorme aparato burocrático de la Igle– sia oficial. "La forma social de religión que nace en las sociedades industriales modernas se carac– teriza por la posibilidad que tiene el posible con– sumidor de acceder directamente a un surtido de representaciones religiosas. El cosmos sagrado no es mediado ni por una esfera especializada de instituciones religiosas ni por otras instituciones públicas primarias. Este acceso directo al cosmos sagrado es el que hace que la religión sea en nuestros días esencialmente un fenómeno de la esfera privada. La forma social de religión nacien– te difiere así de un modo significativo de las for– mas anteriores y más antiguas de religión que se caracterizaban o bien por la difusión del cosmos sagrado a través de la estructura institucional de la sociedad o a través de la especialización insti– tucional de la religión" (8). Alguien describió la evolución histórica de la vida religiosa destacando este contacto cada (BJ LUCKMANN, La religión Invisible (Salamanca, Sígueme, 1973) pág. 114. Merece leerse también JEAN OELUMEAU, Le chrlstianlsme va-t-11 mourlr? (Hachette, 1977). 190