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nosotros preferimos hacer del trabajo un medio de vida y un servicio a los demás, a ejemplo de Pabio: "No comimos de balde el pan de nadie, si– no que día' y noche con fatiga y cansancio traba– jamos para no ser una carga a ninguno de vosotros. No porque no tengamos derecho, sino por daros en nosotros un modelo que imitar" (2 Tes 3, 8-9). Decimos como medio de vida, pero nunca co– mo instrumento de enriquecimiento ni explotación de los demás. Al contrario, el trabajo debe ser un medio de servicio a los otros, en el sentido de lograr una mayor igualdad entre todos los hom– bres, y por consiguiente un clima de fraternidad y libertad. d) "Valoramos la encarnación de nuestra vida en solidaridad con todos los hombres, especial– mente los pobres, los débi!es y los oprimidos". Esta es otra opción que hacernos nuestra. Tam– bién con los ricos se puede y debe hacer aposto– lado, pero nosotros optamos por los pobres. No es solamente darles limosna, sino solidarizarse con ellos, trabajar con ellos y por ellos. Pedimos libertad de acción para poder encardi– narnos en las fábricas, en los barrios, en los ta– lleres, salir de la instalación de nuestros grandes edificios o conventos, ponerlos a disposición de los pobres, destinando nuestras casas a obras sociales, abriendo nuestras bibliotecas y salones al público. Ln Palabra "encarnación" no la hemos invrmta– do nosotros. Ha sido el mismo Hijo de Dios quien la puso en práctica. Y que no nos vengan ahora diciendo que es una palabra sobada y que la deje– mos en paz. No, no la dajaremos en paz mie~tras no sea una realidad para nosotros. e) "La oración comunitaria auténtica". Es uno de los ejes de la vida fraterna, juntamente con el trabajo. Nuestras fraternidades no pueden ser sim– ples cooperativas de trabajo, sino que el elemen– to formal es la llamada del Señor, es decir, su Pa– labra. Reunidos en nombre del Señor, hemos de 179

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