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taba la excomunión a Miguel Cerulario. Probabla– mente se hubieran evitado muchos males si la tác– tica seguida contra Lute;-o hubiese sido otra. "Hay que relativizar todo lo que sea preciso re– lativizar. La experiencia lo enseña. ¡Algunas pro– posiciones tenidas por "modernistas" y, por tanto, heréticas, hace sesenta años, son hoy doctrina católica! La libertad religiosa, calificada de "en– gendro del diablo" por Gregario XVI hace un cen– tenar de a11os, es hoy doctrina enseñada en el Vaticano 11" (4). Un teólogo seglar comentaba en una revista semanario: "Las 3 fases que Estruch recuerda que ocurren en todo proceso de innovación de la Igle– sia, se han cumplido entre nosotros. Nuestra pri– mera reacción fue decir que las posturas innova– doras estaban radicalmente equivocadas. A con– tinuación, y ante el avasallamiento de la realidad sociológica, los creyentes empezaron a decir que no todo era falso, pero sí sumamente peligroso. Y por último, hemos llegado en muchas cuestio– nes a aceptarlas de tal modo que exclamamos a veces con ingenuidad demasiado infantil: La Igle– sia lo ha afirmado siempre. Revisemos algunos de estos cambios innovado– res que, de hecho, se han producido en nuestra Iglesia. Y empecemos por el control de natalidad. En tiempo de Pío XI, cualquier control era pecado grave. En la época de Pío XII se aceptó con re– servas la continencia periódica, incluso en algunos discursos del Papa Pablo VI, a pesar de la polé– mica que su encíclica Humanae Vitae produjo, bien analizada con objetividad, permite concluir que algunos controles de natalidad, como la píldora, pueden ser, según él, levemente pecaminosos e incluso lícitos a veces. Los Obispos católicos, en general, tras esa encíclica, fueron más allá; y ante el hecho de la mayoría de católicos que ni cum– plían ni estaban dispuestos a cumplir todas las restricciones impuestas por Pablo VI, dejaron la (4) ROVIRA TENAS, o.e., pág. 67. 118

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