BCCCAP00000000000000000000490

"Al gobierno de la Iglesia, tarea propia de la jerarquía, corresponde ante todo el cuidado de des– arrollar y fomentar lo más posible los dones del Espíritu, así como oponerse a lo que es insincero, egoísta, violento, falso y mentiroso. En eso con– siste el servicio de la jerarquía a todos, para que todos sean uno, y los dones contribuyan a la uni– dad. El servicio de todos a la jerarquía consiste en reconocerla y honrarla como signo puesto por el Señor y como garante de la común unidad. Así la obediencia unilateral e infantil se desarrolla hasta convertirse en una obediencia común, en la única obediencia decisiva al Espíritu del Se– ñor" (12). En este terreno, como en otros muchos, hay que desmitificar a la Iglesia. No podemos identi– ficar la autorid8d de Dios y la autoridad de la Iglesia. "Toda divinización abusiva de la Iglesia o de sus jerarcas, es perjuidicial, por cuanto defor– ma el sentido de los textos del nuevo Testamen– to. Pero nadie se disgusta porque se le atribu– yan prerrogativas y títulos que no le correspon– den" (13). El concepto y la palabra de "infalibilidad" suena en ocasiones a autosuficiencia y orgullo. Nos gus– ta más y queremos más una Iglesia que humilde– mente confiesa que se ha equivocado a veces. "El amor vale más que toda la disciplina. Y Jesús re– comendó como lazo de unión de su Iglesia no la disciplina, sino el amor" (14). Nuestra postura en Los Negrales resultó escan• dalosa porque los religiosos mayores y tradiciona– les pensaban que proponíamos la anarquía como actitud habitual. Nosotros simplemente dijimos: Obedecemos al Espíritu que se nos manifiesta en el foro de la conciencia, pero no toleramos una autoridad humana que intente supervisar nuestra interioridad. Dios no nos va a juzgar por la concien- c121 HUIZING, o.e., pág. 175. (13) SERRA ESTELLES, Por qué seguimos creyendo. (Salamanca, Atenas, 1975) pág. 93. (14) MCKENZIE, Ls autoridad en fa Iglesia. (Bilbao, Desclée de Sr., 1968) pág. 141. 104

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz