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momento en que el hombre está fuera de dicha experiencia" (6). Papel de la jerarquía Apliquemos el principio establecido: Un solo Señor, un solo Maestro. Cualquier otro hombre no es más que hermano, discípulo, servidor. Y aquí naturalmente entran también los que forman parte de la jerarquía. Escribimos en Los Negrales: "Aceptamos la au– toridad como necesaria". Esto quiere decir que no somos anarquistas. ¿Pero cómo entendemos la autoridad? "Como servicio cualificado a los her– manos y ayuda para su propio desarrollo y reali– zación". Todos tenemos que servir, pero la jerar– quía mucho más: "el mayor entre vosotros será vuestro servidor" (Mt 23, 11). Y no se piense que el servicio de la jerarquía es imponer su voluntad o sus criterios: "Los jefes de las naciones ias oprimen con su poder. . . no ha de ser así entre vosotros" (Me 10, 42-43). "El poder corrompe y el endiosamiento de los líderes es infalible. Toda autoridad humana es pa– ra Jesús abuso de autoridad, porque el Hijo del hombre, de quien estaba escrito que todos los pueblos le servirán (Dan 7, 14), no ha de venir a que le sirvan, sino a servir (Me 10, 45). El famoso argumento que se esgrime contra las utopías so– cialistas e igualitarias, a saber: que la misma na– turaleza ha hecho a los hombres desiguales y a unos superiores a otros, queda desautorizado des– de el momento en que la misión del Prototipo Hu– mano (el Hijo del hombre) es servir: las desigual– dades de naturaleza no tienen más consecuencias que el servicio de los que tienen más y la supe– rioridad de los inferiores. Ciertamente, el mundo ha sido trastocado desde sus fundamentos" (7). (6) GONZALEZ FAUS, o.e., pág. 197. (7) GONZALEZ FAUS, o.e., pág. 111. 98

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