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Las dudas surgen a veces por ignorancia. Es necesario un mayor estudio de las verdades de la fe para resolverlas. Si persiste la oscuri– dad, la solución está en someterse humildemente. No sería extraño el que las dudas, en algunos individuos, brotasen debidas a una con– ducta poco conforme con la fe. Vuélvase a ser fieles en la práctica, y se volverá a ser creyentes. COMUNICACION CON LOS HEREJES Como muchas veces los pecados contra la fe se ongman en el trato con los herejes, los católicos deben tener una vigilancia especial en este punto. Ya la Sagrada Escritura nos dice por San Pablo: «Evita al hereje después de una y otra corrección» (Tit 3, 10). En los asuntos meramente civiles y sin posibilidad de escándalo, se puede tener relación con ellos: comprar alimentos en un ultrama– rinos cuyo dueño sea protestante. En los asuntos religiosos no debe uno relacionarse con ellos: asis– tir a sus cultos, escuchar sus conferencias, etc... Hay actos que r evist en modalidad religiosa y al mismo tiempo so– cial o profana: asistir a una boda, a un entierro ... Se puede tomar parte de un modo pasivo, como mero asistente, si hay causa justa, y r ezar alguna oración en común de las que se usan entre los católicos: por ejemplo, el Padrenuestro. PROHIBICION Y CENSURA DE LIBROS Es otra medida que la Iglesia ha adoptado para preservar la fe de sus hijos. No se intenta privarles de libertad, sino apartarlos del peligro, de igual modo que una madre impide a su hijo pequeño que tome algo que le pueda ser nocivo. Los libros que púeden ser perjudiciales para la fe, la Iglesia tiene · el poder de prohibirlos. Con tales libros se ha formado el «Indice de · libros prohibidos», que todos debemos r espetar. Es necesaria la licen– cia del Obispo para poder leer o conservar estos libros. Hay además otros libros que sin estar incluidos en el «Indice», es– tán ya prohibidos por ley natural o ley general de la Iglesia, como por ejemplo los que de propósito tratan cosas lascivas u obscenas, o los libros sobre religión escritos por acatólicos. La Iglesia también exige que los libros escritos o publicados por ca– tólicos sobre Sagrada Escritura, oraciones, indulgencias, y en general temas de fe y costumbres, sean examinados antes de su publicacion. De este modo vela porque no se introduzcan o propaguen errores o 84

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