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Es necesario que lo haga con pertinacia. Negar una verdad sin sa– ber que es de fe, no supondría pecado de herejía. La apostasía es el abandono total de la fe cristiana, después de re– éibir el bautismo. Herejía y apostasía se distinguen en que la primera es el abando– no de alguna verdad, mientras que la apostasía es abandonar todo el cristianismo. Ambas son graves, si son pecados formales, es decir, si se cometen con advertencia y libertad. DUDAS CONTRA LA FE Pueden asaltarnos a veces pensamientos contrarios a la fe. Si única– mente se trata de la dificultad de entender ciertas proposiciones de fe, no debemos maravillarnos: muchos dogmas son misterios incom– prensibles. Pero si de ello pasamos a negar sacrílegamente tales ver– dades, equivale al pecado de herejía. Si yo no comprendo el misterio de la Trinidad, no debo alar– marme, ni hay pecado en ello. Pero si, porque no lo comprendo, lo pongo en duda, entonces estoy cometiendo un pecado con– tra la fe. En pleno día andarás palpando. como ciego en tinieblas (Dt 28, 29).