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-Que la tentación no proviene de Dios. Es evidente que Dios no puede incitar al pecado; tan sólo permite que seamos tentados. -Que si es incitación al pecado, la tentación todavía no es el pe– cado. Sentir tentaciones no es ofender a Dios. -Que una tentación vencida es fuente de mérito. Pero nosotros no debemos buscar las tentaciones. Ordinariamente la tentación sigue el siguiente proceso sicológico: ante el mal presentado en forma halagadora, nosotros no podemos; menos de sentir la atracción o deleite. Ello es inevitable y no hay cul– pa por parte nuestra. Pero la voluntad debe decidir entre aceptar li– bremente ese placer o rechazarlo. En el aceptar o consentir con la vo– luntad, está el pecado, no en el sentimiento del placer. Esta suele ser una fuente de escrúpulos en muchas perso– nas. No saben distinguir entre sentir un mal pensamiento y consentirlo. Creen siempre que sentir es consentir y se acusani de la tentación como si hubiese sido pecado. Las tentaciones pueden proceder inmediatamente del demonio, del mundo y de la carne. ,Por eso se les llama «enemigos del alma». EL DEMONIO Dios no hizo malos a los que llamamos demonios. Eran ángeles que se rebelaron y en castigo fueron lanzados al infierno. Y ellos, por en– vidia, tratan de arrastrar consigo a los hombres. Cristo llama al demonio príncipe de este mundo (Jn 12, 31) por– que se enseñoreaba sobre la tierra. Pero la victoria de Cristo sobre el demonio es la señal de la implantación del Reino de Dios: «Si expulso• a los demonios por el poder de Dios, es que el Reino de Dios ha llega– do a vosotros» (Le 11, 20). «Ahora el príncipe de este mundo será arro– jado fuera» (Jn 12, 31). Lograremos la victoria sobre el demonio implantando en nuestra al– ma el Reino de Dios, haciendo que Cristo reine en nosotros. EL MUNDO La estrategia diabólica es la siguiente: a los ya pervertidos– los incita abiertamente al mal; a los buenos les presenta el mar bajo capa de bien. Al ser vencido, se retira sólo temporalmente,. para volver más tarde. Hay que estar siempre alerta. El demonio no siempre actúa directamente. Prefiere servirse de otros medios. Comprendiendo la importancia de lo social en el hombre,. ha formado su «mundo»: son los hombres que prescinden habitual– mente de Dios, que sólo buscan su placer y el bienestar terreno y que 68

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