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piadoso: La circunstancia (rutinariamente) y el fin (para que le tengan por piadoso) no son buenos. Luego esa acción no es integralmente buena. El objeto es aquello que intenta en primer término la voluntad. Es el elemento más importante para determinar la moralidad de la obra. Si el objeto es malo, nunca debe realÍzarse, aunque las circunstancias y el fin sean buenos. Por ejemplo, nunca se debe mentir para evitar un mal. Las circunstancias son condiciones accidentales que modifican la moralidad que de suyo tenía el acto humano. Se reducen a estas siete: Quién, qué cosa, en dónde, con qué medios, por qué, cómo, cuándo. Quién = la condición del sujeto (profesión, estado, edad... ). Qué cosa = cualidad y cantidad (si es mucho o poco, precioso, sa- grado ... ). En dónde = lugar (v. gr.: en el templo, en lugar público, a ocultas ... ). Con qué medios = instrumentos o cooperadores. Por qué = el motivo de la acción (seducción, amenaza, contrato ... ). Cómo = modo de hacerlo (prontamente, brutalmente, con premedita- ción ... ). Cuándo = el tiempo, duración, etc... Las circunstancias pueden agravar o aminorar la malicia del acto (no es lo mismo robar a un millonario que a un obrero que vive de su trabajo) o variar la clase de pecado (robar un vaso sagradó en la iglesia añade al hurto el pecado de sacrilegio). El fin es lo que intenta conseguir el que obra. No hay que confundirlo con la circunstancia «por qué». Un hombre. trabaja ocho, horas por contrato, para sostener a su fa– milia. El contrato es la circunstancia «por qué», y sostener a su familia es el fin que intenta. La acción que es mala en sí misma, no se hace buena porque el fin sea bueno: robar dinero para dar una limosna. La acción que es buena en sí misma, se convierte en mala, total o parcialmente, si el fin es malo: hacer un regalo para seducir a una persona. PROPIEDADES DE LOS ACTOS MORALES Son las consecuencias que se siguen de todo acto moral. Las prin– cipales son la imputabilidad, la responsabilidad, el mérito o demérito, y la sanción. 26