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LA COMUNION FRECUENTE El que come de este pan, vivirá p a ra siempre. (Jn 6, 58) Lo mismo que dijimos de la confesión, con mayor razón hemos de de– cirlo de la Eucaristía. No debemos conformarnos con una comunión anual sino que teniendo las debidas disposiciones, hemos de recibir al Se– ñor lo más frecuentemente que podamos. Estando en gracia, no es necesario confesarse cada vez que se vaya a comulgar. Y la Eucaristía, que es el mismo Cristo, nos irá transformando progresivamente en El mismo: nos ayudará a vencer las tentaciones; de– sarrollará en nuestra alma todas las virtudes, especialmente la caridad a Dios y al prójimo; nos unirá a Cristo y a todos los cristianos, y como últi– ma gracia, nos concederá la inmortalidad en la patria celeste: «Si algu– no come de este pan, vivirá para siempre» (Jn 6, 51). 198

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