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27 SOBRIEDAD Y CASTIDAD r----------, Continuamos con la virtud cardinal de la templanza. La lec- 1 ción anterior la dedicamos fundamentalmente a la abstinencia, o 1 moderación en el comer, y a las leyes eclesiásticas relativas al ayu– no y abstinencia. 1 Ahora completaremos la materia hablando de la sobriedad y 1 castidad. 1 Muchos creen que la castidad es imposible: tal es la atracción 1 de la carne y tantas las tentaciones que nos asaltan. Pero Dios no 1 pide imposibles. La vida del cristiano, a imitación de Cristo, ha de ser totalmen- 1 1 te pura. El consejo del Apóstol no deja lugar a dudas: «Cuanto a la fornicación y a cualquier género de impureza o avaricia, que 1 ni siquiera pueda decirse que lo hay entre vosotros, como con- 1 viene a santos ... Pues habéis de saber que ningún fornicario o im- 1 puro ... tendrá parte en la heredad del reino de Cristo y de Dios» (Ef 5, 3-5). 1 - - - - - - -- -- - J

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