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Los que con. fían en Dios, mutiplican su~fortaleza. (Is 40,.31). Te interesa enormemente ver un progre.roa de televisión. Pero tienes que estudiar tus lecciones. Entonces te dominas, vences tu curiosidad y preparas tus lecciones en vez de ver la tele\tisión. Has hecho un acto de la virtud de la fortaleza, si lo has hecho por Dios. Cristo lo exige todo, no quiere las cosas a medias: «Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo» (Le 14, 26). El cristiano ha de estar dispuesto a todo. Pero esto no quiere decir que la fortaleza elimina el miedo natural a los sufrimientos y a la muer• te. Por eso mismo de que no lo apaga, resalta más la fortaleza como virtud sobrenatural. Los actos propios de la fortaleza son dos : acometer cosas arduas y difíciles, por amor de Dios, y soportar pacientemente los trabajos y dificultades, también por amor de Dios. 170

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