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blo afirma: «¿Qué digo? ¿Que las carnes sacrificadas á los ídolos son algo, o que los ídolos son algo? Antes bien, digo que lo que sacrifican los gentiles, a los demonios y no a Dios lo sacrifican. Y no quiero yo que tengáis parte con los demonios» (1 Cor 10, 19-20). La idolatría puede ser material (sin intención de adorar) y formal (con verdadera intención). Uno puede postrarse ante un ídolo para evitar que le maten los pa– ganos pero internamente no presta acto de adoración; o hacer genu– flexión ante una hostia creyendo que está consagrada, sin estarlo. Son dos casos de idolatría material, pues no se intenta adorar ni al ídolo ni a la hostia sin consagrar. En el segundo caso, por tratarse de error invencible, no hay pecado; en el primero puede haber pecado de es– cándalo o apostasía, etc... La idolatría formal es pecado grave. ADIVINACION Es el intento de conocer cosas ocultas, del pasado o del porvenir, con medios desproporcionados. De suyo, es grave. Porque no se emplean los medios establecidos por Dios y se le injuria por la invocación, implícita al menos, que se hace a las creaturas como si fuesen Dios. La ignorancia o simplicidad de los que acuden a estos medios de adivinación puede disculparles de pecado grave. Echar las cartas, acudir a los adivinos, interpretar los sueños o el vuelo de las aves ... , son los medios más frecuentes de adivi– nación. Cualquier persona medianamente culta reconoce la nece– dad de tales prácticas. Paralelamente a la adivinación, se puede incluir la vana observancia, que es el intento de alcanza1· cualquier efecto corriente por medios inadecuados. MAGIA Pretender obtener la salud recitando fórmulas cabalísticas o quemando ciertas hierbas, etc... , es vana observancia. Lo mismo hay que decir del intento de producir un mal a los demás (male– ficio) haciendo augurios o ritos misteriosos. Son ridiculeces y de– formaciones de la verdadera Religión. Es la pretensión de conseguir efectos maravillosos, superiores a las fuerzas humanas, invocando a los demonios. No se confunda con la llamada «magia blanca», que se redu– ce a juegos de prestidigitación o trucos naturales que en su eje– cución aparecen como algo extraordinario. Todos los efectos con– seguidos en la magia blanca son completamente naturales. 117
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