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En cada situación concreta en que te encuentres, puedes pre– guntarte: ¿Qué haría Cristo s.i estuviese en mi lugar? ¿Cómo se comportaría? Y que después trates de obrar de 1a misma manera. Seguramen– te serás más paciente y comprensivo, cumplirás mejor con tus de– beres profesionales, _no te avergonzarás de mostrarte como hombre religioso, sabrás ser un buen amigo de tus compañeros. La vida es dura. Te presentará sus disficultades; pero tú supe– rarás todos los obstáculos con una fe profunda en Cristo y guián– dote por su Espíritu. LECTURA : Cristo. el hombre nuevo "En realidad, el mi s terio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porqu e Adán. el primer hombre, era figura del qu·e había d e venir. es decir. Cristo nuestro Señor. Cristo. el nuevo Adán, en la misma re ve lación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le d escubre la sublimidad de su vocación. Nada extraño. pues, que todas las verdades hasta aquí expucs t:.is encuentren e n Cristo su fuent e y s u corona. El que es imáp.,<:>11 df::' Dios invisible (CI l. 15) e!> también el hombre per– fecto, qu e ha devuelto a la descendencia de Adün la semejanza divina. de– formada por el pr~mer pecado. En él, la naturaleza humana asumida. no ab– sorbida. ha sido elevada también en nosotros a dignidad s,in igual. El Hijo de Dios con su encarnaci<'>n se ha unido en cicrto modo con todo hombre . Trabajó con manos de hombre, pensó con int~ligencia dc hombre, obró con voluntad de hombre, amt) con corazón d e hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuc:-ilrlb, :-iL'mejanL.: en todo a nos - otros, excepto en cl pecado. · Cordero inoccn te, et)n la en Ircga libérrima de :-.u san~re nos mereció la , ida. En El Dios nos reconcilió consigo y con nosotro:-i y 110:-i liberó de la esclavitud del diablo y del pecado. por lo que cualquiera de nosotros puede Jl'cir con el Apcbtul : El Hijo de Dios IIH' a1!l,Í !I se C'llt1:e.!.!, , i o si 111is1110 por nzí (GI 2,20). Padeciendo por nosotros, no~ dio ejemplo p,1ra seguir sus p,1so-. v. además. abri<) el camino. con cuvo seguimicnlo l.i ,·ida \ la muer!c :,L' san - tifican y adquieren nuevo :-ientido. - ' · El hombre cristiano, conformado ,:on l,1 imagen Je! Hijo. c.iu e es el pri – mogénito entre muchos hermanos, recibe las pri111lcios e/el l: s¡JÍrit 11 ( Rm 8.21 l. las cuales le capacitan para cump.lir la ley nueva del simor. Por medio ·de este Espíritu, que es ¡,re11cla ele lo '1ere11cia (Ef 1,1 -l), se rcstaur ~1. intcrn ,1- mentc todo el hombre, hasta que lkgue lo recle11ci<i11 cid cuerpo (Rm 8,21). Si el Espíritu ele Ac¡11el c¡11e resucitcí a jf::'s1Ís Je entre los nwertos lwhita c·11 l'<Jsotros. l'l c¡11e l"f::'.'illCÍt,í a Cristo jl:'slÍs el<:' <:'lllre los 11111erf<>s clarcí tcm1hit;11 l'ida a l'IIE'~Úros cul'rpos 111ortc:lf::'s por l'Írtucl Je su Espíritu <fil<::' lwhita en i-osotros (Rm 8, 11 ). Urge al cristiano la neces idad v el deber de luchar, con muchas tribulaciones, ~ontra el demonio. e incluso· padLce r la muerte. Pero asociado al misterio pascual. configurado con la muerte de Cri!:>IO. llegad co– rroborado por la esperanzo a ia resurreccion .. . 93

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